A todos los que están empezando su práctica.

A quienes llevan ya algún tiempo en ella.

A los que les empieza a sonar.

Cinco razones muy simples para hacer yoga.

Porque siempre, inevitablemente y a pesar de la situación, la vida se siente mejor después de una buena práctica de yoga.

El yoga nos pone a respirar, a soltar tensiones, a movernos de manera consciente. De repente nos damos cuenta de todo lo que está circulando en forma de sensaciones, sentimientos, pensamientos ocultos o apenas semiconscientes. Tenemos mucho ruido adentro. El ejercicio de hacerlo consciente es un paso para empezar a deshacernos de él y encontrar ese lugar de tranquilidad que está adentro…

Porque el yoga no es una religión, es una técnica. O mejor, un conjunto de técnicas. Sin embargo, puede abrir un camino para el encuentro –o el reencuentro– de una espiritualidad laica y despojada de dogmas.

Puede que no lo sepamos de manera consciente, pero vivimos en una época de redespertar espiritual. La espiritualidad no significa rezar, ayunar y autoimponerse incómodas prácticas. Es simplemente la búsqueda, el reencuentro sincero y consciente con la paz interior. El que actualmente suframos de tanta no paz interior –que se manifiesta en estrés, ansiedad, depresión, adicciones, violencia, etc. – es un síntoma de que la estamos necesitando. Yo creo que la estamos buscando desesperadamente. Muchos ya lo están haciendo de manera inconsciente –en el arte, en el reencuentro con la naturaleza, en las drogas–. Yoga es un conjunto de prácticas que llevamos a cabo con el cuerpo, con la respiración, con la voz y con la mente. No implican credo alguno. Sin embargo nos abren el camino para encontrar nuestra propia relación, sincera y consciente con esa paz interior. Una paz que, a gritos, estamos pidiendo. Por eso ha encajado tanto con nuestra racional y científica tradición occidental. No te va a dar dogmas, sino herramientas. Puedes probarlas en el momento que lo decidas.

Porque el yoga es una autoterapia tranquila, respetuosa y paso a paso.

A medida que entramos en la práctica –son muchos los que se encuentran iniciando su camino en el yoga o que están a punto de hacerlo– nos damos cuenta de que el yoga nos pone sin rodeos frente a nuestros límites, nuestros miedos y nuestra vanidad. Es una práctica muy íntima que saca a la luz todos los discursos que nos estamos armando inconscientemente y nos devuelve a una sana relación con nosotros mismos, pues nos hace conscientes de nuestras verdaderas fuerzas y nuestras habituales tendencias. Nos ayuda a ser más sinceros, más disciplinados, menos inflados y más fuertes. Sobre todo nos limpia, física, mental y emocionalmente.

Porque el yoga previene enfermedades y nos ayuda a darnos cuenta dónde empiezan.

El yoga equilibra y fortalece el sistema nervioso, trabaja los músculos y órganos internos, equilibra la actividad de las glándulas y la acción de las hormonas, regula el metabolismo, mejora la circulación, las articulaciones, la postura, expande la capacidad pulmonar, nos reenseña a respirar, sincroniza los hemisferios cerebrales y mejora la atención. Según las filosofías china e india, la enfermedad no es más que la manifestación de un desequilibrio en el sistema. La salud es nuestro estado natural y deberíamos darnos cuenta apenas se empieza a instaurar un desbalance en la sutil red de nuestro organismo. El yoga equilibra el sistema y lo trae de nuevo al centro. Cuando nos empezamos a acostumbrar de nuevo al equilibrio, empezamos a entender el momento y las causas de nuestras enfermedades.

Porque el yoga es más que una práctica física.

No hay nada de malo con querer hacer yoga para la belleza y la salud del cuerpo. El yoga te dará ese regalo. Pero si estamos buscando ir un poco más allá, el yoga nos abre un universo entero. El yoga nos permite darnos cuenta de que no sólo existe la salud del cuerpo. También hay una salud en la mente. No sólo existe una belleza física. También hay una belleza emocional. Es obvio que parte de la trampa de nuestro tiempo es que nos plantea todas las soluciones a nivel físico. Creo que ya muchos estamos sospechando que por mejores que sean las condiciones materiales de nuestra existencia, necesitamos algo más. El yoga no es ese algo más. Es una puerta. Hay muchas otras, pero ésta tiene la garantía de haber sido practicada y perfeccionada durante milenios. Es bella, dinámica, potente, pacífica y verdadera.

Artículo de Rodrigo Restrepo

Fuente: Ahora Yoga

 

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